CÓMO APORTAR A LA INFORMACIÓN EN TIEMPOS DE DICTADURA
Wilson Prada
En los momentos de crisis sociales, existe en todos nosotros una necesidad de compartir información para ayudar a familiares y amigos en la toma de decisiones que les permitan seguridad y sosiego. El
problema es que, en otros, el acto de difundir información está motivado por la
necesidad de protagonismo y posicionamiento en la red usando la estrategia de crear polémicas y noticias falsas. El asunto radica entonces en que
usted, solo usted y nadie más que usted, sea capaz de entender su rol de
comunicador en este proceso, ya sea desde el análisis, desde la cobertura de
los hechos o desde su función de antena repetidora. Lo
de antena repetidora suena extraño ¿Cierto?, pero ¡no!, no es tan descabellado si
tomamos en cuenta la censura aplicada a los medios impresos, televisivos o radiales, a lo que, además podemos agregar que muchas veces, desde nuestra cotidianidad tecnológica, obviamos que
Venezuela no es una ciudad gigante; nuestro país tiene extensas zonas rurales a
las cuales no llega la cobertura de internet. La escasa señal de telefonía se
encuentra totalmente afectada por los continuos robos y daños temporales o
permanentes de las antenas de repetición. Por supuesto, nada de eso es ajeno a una política comunicacional de sometimiento
por parte del estado.
Ahora, sabemos que tres cuartas partes de nuestra población, es decir, más de 18.000.000
de venezolanos, no poseen teléfonos inteligentes y la señal de internet (con la
velocidad de navegación más baja de Latinoamérica) solo cubre el 40% de la
nación. Eso genera una inmensa nube de desinformación dado que, ese gran
porcentaje de venezolanos sin una puerta a la red, solo tienen acceso a los canales y emisoras
gubernamentales a través de las cuales son bombardeados día y noche con
mensajes controlados por el régimen. Ante esa desventaja, debemos tomar medidas para resistir a la
hegemonía comunicacional.
Ya
que está leyendo esto, se supone que usted posee formas de conexión a la red,
entonces, es un candidato privilegiado para hacer resistencia comunicacional. Usted pertenece ahora a ese pequeño porcentaje al que la tecnología le permite tener en la
mano un dispositivo para ser observador, un testigo, pero también un constructor de la memoria, por lo que debe discernir entre honrar sus convicciones o entorpecer lo que puede ser la
última oportunidad de ser libre en pleno siglo XXI.
Ahora sabe que, en este momento, la única vía útil son las redes sociales y que
estas deben estar al servicio de una información fluida y
pertinente; no obstante, son estas redes las que estamos llenando de discusiones bizantinas, publicidad, asuntos domésticos y autocontemplaciones
que nada aportan a la solución del conflicto; peor aún, le dan espacio a las
estrategias del poder al ralentizar la velocidad de carga y descarga de información, un mayor tiempo de verificación de las noticias lo provoca un mayor consumo de energía y datos de navegación.
Una
buena manera de colaborar es mantener sus impulsos de respuesta bien
administrados, para ello lo invito a seguir estas recomendaciones:
Utilice
el tiempo necesario en verificar a través de buscadores, el verdadero origen de
las imágenes que está viendo, así verá si estas responden al presente que estamos viviendo o, por el contrario, son manipuladas y pertenecen a realidades y tiempos
distintos.
Recuerde
antes de grabar o fotografiar que aquello que está registrando se convierte en
prueba de identificación para establecer la memoria de lo que vivimos fuimos y de
lo que aspiramos sea un aporte a la hora de justicia. Así que vacíe y resguarde
todas las imágenes de su cotidianidad.
Para dejar espacio libre suficiente.
Su registro visual merece convertirse en un documento,
un acto inteligente, no instintivo. Por ello, mientras graba, responda a las conocidas preguntas ¿Qué?, ¿dónde?,
¿cuándo?, ¿cómo?, ¿quién? El resto de la
información quedará automáticamente registrada
en la metadata.
Su
registro merece la concentración suficiente para mantener el pulso y con ello, la nitidez de imagen, así que aún en la
conmoción de los eventos, trate de mantener su respiración y su equilibrio.
No
deje todo para el último momento. Busque ahora los lugares seguros que le
permitan abarcar el mayor campo de escena colocando su dispositivo en posición
horizontal. Practique el tiempo necesario hasta
generar un hábito que le permita
convertir su registro en documento.
Si lo que desea escribir es algo que redunda en lo ya dicho mil veces por otras personas, solo piense que estamos en una crisis comunicacional inducida, así que deje espacio para que la información importante fluya.
Haga anotaciones de lo más
relevante y, una vez ordenado, conviértase en comunicador telefónico.
Haga dos veces al día un reporte de
todo lo que ha ocurrido para sus familiares y amigos.
Recuerde que de cada 10 venezolanos solo 3 tienen
teléfonos inteligentes y conexión de datos muy limitada (entre 1.1 y 1.4 gb).
Piense que muchos intentan resguardar sus pocos datos para registrar la represión en
sus comunidades.
Utilice de manera inteligente sus redes. Este es el momento del protagonismo social, no de la estrella personal. Invite a su ego a convertirse en actor de la historia de un país entero y no a hacer el papel de un efímero contador de corazoncitos.
En
fin, dedique su tiempo de resistencia a su salud mental y a hacer aportes
importantes a la causa.